Muchos problemas de salud son comunes a hombres y mujeres, pero las mujeres tienen otras necesidades médicas muy diferentes relacionadas con su vida reproductiva y sexual, con el embarazo, el parto, la menopausia y la prevención de ciertos tipos de cáncer frecuentes, como son el de mama y el de útero. La salud de la mujer tiene sus propias exigencias.
La medicina preventiva es importantísima para todo el mundo, pero la mujer, tradicional cuidadora de la familia, tiende a descuidar el cuidado de sí misma simplemente por falta de tiempo y porque a veces no le resulta fácil acceder a los servicios de salud que precisa ni con la intimidad que busca.
La propia Organización Mundial de la Salud contempla diferencias profundas en la salud de la mujer con respecto a la de los hombres.
La salud de la mujer
Una alimentación sana, evitar el sobrepeso, practicar ejercicio y hacer lo posible por ser feliz (que eso también depende de nuestro esfuerzo)… son elementos indispensables para mantener la salud, aunque no los únicos.
Los chequeos médicos regulares ayudan a prevenir enfermedades y detectar de manera precoz los problemas existentes. La medicina preventiva en la mujer permite iniciar los tratamientos o tomar las medidas necesarias cuando aún estamos a tiempo de frenar el desarrollo de algún problema, atajarlo y elevar las posibilidades de recuperación.
La sanidad pública tiene programas de medicina preventiva para cuidar la salud de la mujer. Cada comunidad autónoma establece sus criterios en cuanto a, por ejemplo, el número de citologías: cada dos años, cada tres o cada cinco dependiendo de la edad…, o las mamografías: a partir de qué años, cuántas, etc. Estos programas se establecen según criterios de salud y también, claro, en función de sus recursos económicos; es decir, si compensa o no el número de casos que se pueden detectar gastando más en hacer un cribado mejor, qué precio tiene elevar las garantías de calidad en el diagnóstico y si existe posibilidad de aumentar el presupuesto para reducir la morbilidad y la mortalidad.
La triste realidad es que la Seguridad Social tiene unos recursos muy limitados, y no puede abarcar lo suficiente en cuanto a medicina preventiva y cuidados de la salud de la mujer.
Muchas mujeres no quieren que su vida dependa de los criterios económicos y estadísticos de las administraciones públicas.
Con los seguros médicos privados las mujeres se aseguran de que podrán tener acceso a su ginecólogo siempre que lo necesiten, sin que sea su médico de cabecera quien decida, y que podrán elegir un médico o una médica de su confianza, con quien hablar de temas íntimos y delicados para ellas.
Cuándo acudir al ginecólogo
Es aconsejable acudir al ginecólogo por primera vez en la adolescencia y continuar a lo largo de toda la vida, también durante la menopausia.
La primera visita permite que el especialista controle si el ciclo menstrual es correcto y asesore sobre las enfermedades de transmisión sexual y la prevención de embarazos no deseados. También hará una exploración o palpación ginecológica y de mamas para asegurarse de que no existen alteraciones.
El ginecólogo o ginecóloga elegido por la paciente es el interlocutor necesario para que la mujer pueda consultarle si tiene dolor en las relaciones sexuales, si nota algo extraño en la menstruación o en el flujo, si siente algo raro en el funcionamiento normal de su aparato genital, si ha detectado algo anormal en sus mamas…
A lo largo de la vida sexual de la mujer existen muchas situaciones en las que es necesario consultar al ginecólogo de forma inmediata por alguna sospecha de infección genital o de orina. Tener un seguro médico privado es una magnífica solución en estos casos: el ginecólogo habitual sabe nuestro historial, es accesible y podrá poner remedio de forma inmediata a esos problemas tan molestos y dolorosos que las mujeres padecen a menudo.
Hay un servicio esencial en los seguros médicos privados y es la orientación medica telefónica. La posibilidad de consultar síntomas, tratamientos… es una forma valiosísima de prevenir problemas posteriores, tranquilizar a la mujer, advertirla de si es necesaria o no una visita a urgencias o darle, al momento, una cita directa con su especialista.
A lo largo de la vida de toda mujer hay muchas situaciones en las que agradecerá las ventajas de tener un seguro médico privado, pero lo valorará especialmente en caso de embarazo, parto y posparto. Frente a la sanidad pública, una compañía de salud privada asegura menos esperas, más pruebas realizadas, posibilidad de elección del centro donde desee dar a luz, habitación con cama para acompañante…
Ventajas de los seguros privados
Todas las compañías de seguros médicos privados tienen programas de prevención y detección precoz de cáncer ginecológico y de mama, vacunación y estilo de vida para proteger la salud de la mujer.
Cuando la mujer cuenta con un seguro médico privado, solo tiene que ocuparse de pedir hora con su ginecólogo al menos una vez al año, si todo marcha bien. De forma periódica, el ginecólogo solicitará una citología para analizar las células del cérvix y detectar posibles lesiones del cuello uterino. Una revisión ginecológica anual es la recomendación habitual en todas las compañías de seguros médicos privados.
El especialista pedirá o realizará una ecografía ginecológica para ver el estado del útero y los ovarios.
Dependiendo de la edad de la mujer y sus antecedentes familiares, prescribirá mamografías y ecografías de mama periódicas a partir de una edad u otra.
La mayoría de los seguros médicos privados tienen programas de detección precoz de cáncer de útero y mamas. Pero, además, todos recomiendan una revisión ginecológica anual y, dependiendo de cada caso, el especialista solicitará la realización de pruebas para asegurarse de que la mujer está bien de salud.
Otra de las ventajas de los seguros médicos privados es la planificación familiar gratuita. Las compañías incluyen la implantación del DIU sin coste alguno para las aseguradas, algunas incluso cubren el precio del dispositivo, y también la ligadura de trompas en caso de que la mujer lo desee.
Las compañías de seguros no incluyen la reproducción asistida entre sus prestaciones gratuitas, pero sí el diagnóstico de la infertilidad y la esterilidad y las pruebas necesarias para ello. Además, permiten acceder a los tratamientos en condiciones económicas más ventajosas para sus clientes.
Un seguro médico privado puede marcar la diferencia en la salud de la mujer que, a menudo, siente pereza para realizarse los chequeos médicos preventivos en la sanidad pública, esperar largamente pruebas y resultados o comunicarse con especialistas que no conoce. La sanidad privada facilita esos aspectos esenciales en la salud de la mujer, como son la confianza, la cercanía y la intimidad. Entra en nuestro comparador y descubre qué compañías tienen coberturas especiales para la mujer, como libre elección de ginecólogo, mamografías 3D, DIU, reproducción asistida…